El médico Ariel Perelsztein explicó que el anticuerpo monoclonal amivantamab, recientemente aprobado en Argentina, posibilita iniciar tratamientos eficaces en etapas más tempranas y con menos efectos adversos para ciertos pacientes. Los detalles de esta estrategia terapéutica.
Con más de 12.000 nuevos casos por año, el cáncer de pulmón continúa siendo uno de los más letales en Argentina. Según datos del Ministerio de Salud, basados en estimaciones de la Agencia Internacional de Investigación sobre Cáncer (IARC), se trata de la primera causa de muerte oncológica en el país. Su agresividad radica, en parte, en que los síntomas suelen aparecer en etapas avanzadas, cuando las posibilidades terapéuticas ya son más limitadas. Sin embargo, los avances en medicina de precisiónestán modificando el enfoque clínico: hoy es posible analizar las mutaciones del tumor para atacarlo de forma específica, con mayor eficacia y menor impacto en las células sanas.
El desarrollo de terapias dirigidas ofrece nuevas herramientas para reducir la progresión de la enfermedad y el riesgo de muerte en comparación con los tratamientos tradicionales. En ese contexto, Infobae supo que la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (ANMAT) aprobó recientemente dos nuevas indicaciones para amivantamab, un anticuerpo monoclonal de acción biespecífica desarrollado por Johnson & Johnson, dirigido a pacientes con cáncer de pulmón de células no pequeñas (NSCLC, por sus siglas en inglés).
Un escenario clínico que empieza a transformarse
La aprobación local incluye su uso como primera línea de tratamiento en combinación con quimioterapia para pacientes que los expertos clasifican como portadores de cánceres con mutaciones de inserción en el exón 20 del receptor del factor de crecimiento epidérmico (EGFR), y también como segunda línea para quienes presentan mutaciones comunes en EGFR y ya fueron tratados con inhibidores de tirosina kinasa (TKIs).
En ambos casos, los resultados clínicos respaldan su eficacia. El estudio PAPILLON, de fase 3, al que tuvo acceso Infobae, mostró una reducción del 60% en el riesgo de progresión o muerte al combinar amivantamab con quimioterapia frente a la quimioterapia sola. En tanto, el estudio MARIPOSA-2 registró una reducción del 52% en el mismo indicador para pacientes con progresión tras TKIs.
Fuente: Infobae