Se trata de una extensión de 87.046 metros cuadrados sin edificar ubicada cerca del Lago Argentino, en El Calafate. La misma suerte corrieron tres estancias de Lázaro Báez.
Florencia Kirchner, hija de la vicepresidenta, Cristina Kirchner. (NA )
Un terreno propiedad de Máximo y Florencia Kirchner, ubicado en Calafate, fue llevado a remate pero el negocio no tuvo ningún interesado. La misma suerte corrieron tres estancias de Lázaro Báez registradas a nombre de su empresa en quiebra, Austral Construcciones.

El terreno vacío y de difícil acceso de 87.046 metros cuadrados fue expuesto en una subasta pero no hubo receptores. Dicha propiedad se encuentra en Punta Soberana, cerca del Lago Argentino, y se ofrecía el 50% del mismo por un valor de USD 177.480.
La adquisición ocurrió en el año 2006 a manos de la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner. Por entonces no tenía servicios, quedaba alejada del centro urbano y era de difícil acceso.
Años después, cuando la familia Kirchner decidió ampliar el hotel Los Sauces, realizó una permuta con Lázaro Báez para llevar adelante el proyecto sobre el sitio conocido como Quinta 10, propiedad del entonces empresario de la construcción patagónico.
En esa permuta, Báez entrego nueve hectáreas de dicho condominio y las colocó a nombre de Néstor Kirchner pero sin registrarlo en declaraciones juradas. Cuando el ex Presidente falleció, su esposa declaró el 25% del terreno que luego pasaría a sus dos hijos. A día de hoy, continúa sin ningún tipo de edificación.
Los remates de las estancias de Báez
La misma suerte que los hermanos Kirchner corrieron las subastas de tres estancias del ex mandamás de Austral Construcciones, ya que no hubo interesados en adquirir las propiedades.
Entre ellas se encuentra Cruz Aike, ubicada a 53 kilómetros de El Calafate y tasada a un valor de USD 1.475.000.
En el lugar se llevaron a cabo distintos procedimientos que buscaban exorbitantes sumas de dinero, como el que ordenó el fiscal Guillermo Marijuan. El resultado fue nulo y el funcionario judicial adquirió el peyorativo apodo de «pocero de la Patagonia».